Don Bosco y Baden-Powell

Líderes de una juventud nueva.

Son como dos árboles gigantescos que extienden sus ramas por el mundo entero. Son dos nombres que electrizan a la juventud y hacen brotar en sus labios la más alegre sonrisa. Hacia ellos va la mirada llena de fe y amor de millones de jóvenes, hacia ellos va la mirada llena de esperanza de un mundo desorientado.
Locura, lema, ideal, de estos grandes orientadores de juventudes: SERVIR al mundo y salvar la juventud.
Huérfanos, a los dos años Don Bosco y a los tres Baden-Powell, todo 1o aprovechan para enriquecer la mente de conocimientos, su corazón de afecto, para forjar un carácter que todo lo supera con su voluntad hasta alcanzar, con la gracia de Dios, el Ideal. Juanito Bosco dándose a los trabajos más variados, mientras aprende a ser útil en todo, se costea sus estudios. Tiempos difíciles también para B. P. cuando en el Cohinoor tiene que comerse la sopa que sabe a engrudo, cuando tiene que lanzarse al agua en plena tempestad para rescatar un remo. "Nunca digas", comenta él mismo, --"que estás muerto cuando todavía te queda algo de vida". Juventud plena de ideales y vidas llenas de abundantes y exquisitos frutos.
El fundador del Sistema Preventivo salesiano y el fundador del Escultismo quieren ahorrarle al niño los malos ratos que ellos han pasado.
El Escultismo enseña al niño a formar su carácter dándole como pauta para su educación moral la Ley Scout. La característica de esta Ley es que el joven se siente estimulado a crear en sí mismo sus valores morales, a encauzar su corriente de vida, a afirmar sus inmensas posibilidades para el bien. La Promesa es un compromiso de honor aceptado libremente con el cual el scout comienza una vida nueva. El joven sueña con ser hombre cuando se da cuenta que puede disponer de algo, de sí mismo. "Llegar a ser hombre libre, no es trabajar para un amo, sino hacer la voluntad de Dios y seguir mi conciencia", dice B.P.
Su honor le pide ser fiel a su promesa y odiar la mentira. Libremente asumirá responsabilidades y cumplirá fielmente su deber. Su "Buena Acción" se transformará en actos de amor al prójimo, en virtud, llevándolo hasta el sacrificio de la vida si es necesario, como el scout cubano que murió para salvar a su madre. A la lealtad y la abnegación se añade la tercera virtud propia del scout: la pureza. "El scout que cumple perfectamente el décimo artículo de la Ley (es puro en sentimientos, palabras y obras) , cumplirá fielmente los nueve restantes" dice B.P.