Su imaginación está al servicio de una incesante actividad y del juego, su medio de aprender. Su compromiso es “Haremos lo mejor”.
En el marco simbólico de “El Libro de las Tierras Vírgenes” de Rudyard Kipling, los lobatos y lobatas aprenden a crecer con la ayuda de sus “Viejos Lobos”. De nuevo es el desarrollo de la imaginación la que permite al educador hablar un lenguaje accesible para el niño.
En esta etapa los niños y niñas aprenden a convivir en pequeños grupos de seis, llamados “seisenas”, en las que se reparten responsabilidades y aprenden a trabajar juntos, desplegando sus hábitos sociales y responsabilizándose de su tarea.
A través del juego, el niño aprende a quererse y respetarse, y a querer y respetar a los demás. Es a través del juego como va adquiriendo también sus propios valores personales que le acompañarán toda su vida.
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