Bienvenido Hermano Scout

Está sección está concebida como un espacio interactivo y social, para la publicación de noticias y comentarios del acontecer Scouts, que sean de interés para los miembros de nuestra Hermandad en general, con especial énfasis en los de Falcón.

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sábado, 29 de mayo de 2010

la elección para todos los campistas de ocasión


A muchos de nosotros nos ha pasado alguna vez que nos inviten a vacacionar como mochileros. Esto implica dirigirnos hacia lugares casi inhóspitos, alejados de las grandes ciudades y por ende, de los servicios y comodidades a los que estamos acostumbrados a diario. Esto no implica que no podamos mejorar nuestra estadía yendo bien preparados para la faena.


Que no nos tome por sorpresa

La palabra clave antes de emprender un viaje como mochilero es planificación. Hay que delimitar previamente las intenciones con respecto al viaje y trazar con cuidado los recorridos, con ayuda de guías y mapas. Mientras más alejado de pueblos o ciudades sea el camino, menos chances de encontrar cobertura tendremos. Cuando no contamos con refugios adecuados es imprescindible llevar una carpa. Para ello, vamos a explicar brevemente en qué consiste una carpa iglú, la más recomendable para viajeros ocasionales que no tengan planeado enfrentar temperaturas o alturas extremas.

Carpas iglú

Las carpas iglú son livianas y compactas, lo que las hace ideales para mochileros que necesitan caminar durante largas jornadas. El varillaje es enteramente plegable, arqueado y diseñado en forma perpendicular para formar un armazón resistente. La cantidad de parantes y varillas que incluye, junto con la manera en que se entrecruzan, definen la resistencia estructural de la carpa. También es importante que el intercambio del aire interior con el exterior sea satisfactorio. Una buena ventilación evita el aire viciado y la condensación que producimos con nuestro cuerpo.

Las carpas se venden indicando la capacidad máxima de habitantes, calculada sobre el uso total del espacio interior. En una carpa iglú con capacidad nominal para cuatro personas, tres pueden dormir cómodas con algo de equipaje incluido, como mochilas, y cuatro ya duermen con cierta incomodidad. Más allá de esa cantidad, los habitantes innegablemente se encontrarán apretados e incómodos. Hay que recordar que las mascotas también cuentan como personas al momento de calcular el espacio interior de una carpa.

Para sortear los vientos y tormentas, siempre es bueno contar con estacas metálicas y un cubretechos, que debería estar impermeabilizado. Una carpa con cordines de buena calidad y bien atados, resiste mucho más los embates del viento. Antes de partir, es necesario practicar varias veces el armado de la carpa y revisar el estado de la misma. Es decir, que no tenga rasgaduras, o que el varillaje no se encuentre deteriorado, Si logramos detectar todos los posibles desperfectos o fallas antes de hacer el viaje, podremos solucionar estos problemas con suficiente anticipación.

Al elegir la ubicación de la carpa, debemos tener en cuenta el hecho de resguardarnos de los contratiempos del clima. Si estamos en zonas frías, es recomendable ubicar la carpa donde le llegue el sol, y en zonas cálidas, lo opuesto. El terreno debe estar liso y libre de piedras que puedan incomodarnos al dormir, y no debe ser demasiado profundo porque corremos el riesgo de que se acumule agua de lluvia. Por último, tenemos que ubicarnos lejos de las áreas donde el viento circule con mucha fuerza.

Bolsas de dormir:


Durante un campamento o viaje de mochilero, gran parte de la calidad de vida que vayamos a tener allí, depende del descanso. Dormir en condiciones sanas y adecuadas es fundamental para seguir adelante. La mejor manera de asegurarnos una estadía placentera es no escatimando en gastos, sobre todo a la hora de comprar una buena bolsa de dormir.

Función

Las bolsas de dormir no brindan calor por sí solas, sino que nos permiten mantener nuestra temperatura corporal. Dependiendo el material y el diseño, resisten diferentes rangos de temperaturas. Por otro lado, sabemos que siempre en viajes largos a la intemperie vamos a tener que sacrificar algo de comodidad. Si bien las bolsas de dormir son acolchadas y pueden contener parte de las irregularidades del terreno, jamás vamos a estar tan cómodos como en una cama. Por lo tanto, busquemos bolsas de dormir lo más cómodas, abrigadas y que sean lo menos pesadas y voluminosas posible.

Materiales

Las bolsas de dormir pueden estar hechas de fibras naturales o sintéticas. Las más antiguas son el algodón y las plumas de ave, también conocidas como duvet. Suelen ser las más caras y tienen algunas desventajas, comparándolas con las fibras sintéticas. Requieren cuidados especiales y, al ser muy porosas, son muy propensas a mojarse y ensuciarse. Sin embargo, son mucho más durables y más comprimibles que las de fibras sintéticas.

La mayoría de los campistas eligen fibras sintéticas. Las más familiares para realizar bolsas de dormir son el poliéster, hollofibra, qualofill y dacrón. Cada una tiene sus particularidades, pero en general, suelen ser fáciles de limpiar, secar y transportar. Una de sus principales características es que continúan aislando bajas temperaturas inclusive humedecidas.

Los fabricantes siempre incluyen el rango de temperaturas que las bolsas de dormir pueden soportar. Antes de comprarlas, siempre verifiquemos que sea compatible con el clima del lugar en el que vamos a acampar. En general, la leyenda se expresa de la siguiente manera: “rango térmico aproximado; resistencia térmica aproximada entre los +2º C / +8º C”. Esto quiere decir que la bolsa de dormir resiste temperaturas exteriores, como máximo de dos grados y como mínimo de ocho. Si el valor está acompañado de un menos, la bolsa es apta para resistir temperaturas bajo cero.

martes, 18 de mayo de 2010

Josefa Camejo... a los 219 años de su nacimiento


Josefa Venancia de la Encarnación Camejo fue una mujer venezolana, heroína de la independencia, y tenaz defensora de la Provincia de Coro, durante la Guerra de Independencia de Venezuela. Nació en el Hato de Curaidebo, en una hacienda llamada "Aguaque", localizado entre Pueblo Nuevo de Paraguaná y el Pueblo de El Vínculo (estado Falcón) el 18 de mayo de 1791.

Infancia
Hija de Miguel Camejo y de Sebastiana Talavera y Garcés, fue conocida también como "Doña Ignacia". Inició sus estudios en el colegio de las hermanas Salcedas en Coro y luego fue enviada a un convento de monjas en esa ciudad, donde completó su educación y estuvo en contacto con las ideas republicanas. En 1810 estando en Caracas, tuvo la oportunidad de vivir los sucesos del 19 de abril.

Juventud
En 1811, viajó a Mérida donde conoció al coronel Juan Nepomuceno Briceño Méndez, con quien contrajo matrimonio y procreó dos hijos. El 18 de octubre de 1811 firma el documento titulado "Representación que hace el Bello Sexo al Gobierno de Barinas"; en el cual las firmantes enteradas de la invasión que intentaban los guayaneses por San Fernando de Apure, se ponían a la orden para la defensa de Barinas, sin ningún temor los horrores de la guerra.

A principios de 1813, Barinas fue asediada por tropas realistas al mando de José Antonio Puey, por lo que el gobernador Manuel Antonio Pulido se vio en la necesidad de llevar a cabo el traslado de la población hacia San Carlos (estado Cojedes), travesía a la que se incorporan Josefa y su madre, quien muere ahogada cuando cruzaba el río Santo Domingo. En San Carlos, los pobladores procedentes de Barinas se unen a las fuerzas de Rafael Urdaneta, disponiéndose que los hombres protegieran a las mujeres durante el viaje hacia la Nueva Granada. Durante este éxodo, Josefa Camejo se dedicó a curar a los heridos. Al llegar a Nueva Granada se unió a las familias republicanas, permaneciendo allí por espacio de cuatro años.

Retorno del exilio
A mediados de 1818 decide regresar a Venezuela, viajando según algunos testimonios, disfrazada de vagabunda o pordiosera. En 1821, al frente de 300 esclavos que trabajaban en su hato de Paraguaná, propició una rebelión contra las fuerzas realistas de la Provincia de Coro; pero fueron derrotados.

El 3 de mayo del mismo año, con un grupo de 15 hombres se presentó en Baraived, lugar donde descansaba el jefe realista Chepito González, a quien enfrentó y derrotó. Posteriormente se dirige junto con varios patriotas a Pueblo Nuevo, donde es puesto preso el gobernador, nombrándose a un gobernador civil republicano: Mariano Arcaya.

El mismo día Josefa Camejo leyó en Pueblo Nuevo el manifiesto que declaraba libre a la Provincia de Coro y en el que se juraba fidelidad a la República. Posteriormente toma la capital de la provincia y despeja el camino para que el General Rafael Urdaneta entre a la ciudad ya ganada a la causa independentista.

Se dice que después de la Independencia se retiró a sus haciendas, probablemente en Ciudad Bolívar, en donde finalizó sus días al lado de su familia.

domingo, 16 de mayo de 2010

Sobre la visión Religiosa del fundador del Scoutismo : Baden Powell


BADEN POWELL (B.P.) , fundador del Scoutismo , fue formado en la Iglesia Anglicana , similar en su pensamiento a la Iglesia Católica .
Una visión Cristiana de la vida y con claras ideas sobre como llevarlas a formas atractivas para niños y Jóvenes lo lleva a la fundación de un movimiento , que si bien se concibe con una idea humanista está concebido desde una seria base religiosa

“ Nosotros queremos enseñársela (la religión) por medios de preceptos y teología elemental , entre las cuatro paredes de una escuela , y mientras tanto allá afuera brilla el sol y la naturaleza exclama que ella , a través de sus ojos , de sus oídos , de su olfato y del tacto de sus manos , puede manifestarles las maravillas del Creador “ B.P.

Basándose en los 10 mandamientos escribe la Ley Scout y al muchacho le propone Prometer , por su honor , cumplirla para toda la vida

“ el Scout promete cumplir la Ley Scout . Esta enfatiza y señala la conducta que ha de mantenerse con respecto a uno mismo y al prójimo , de acuerdo con las grandes líneas del Sermón de la montaña “ B.P.

La Iglesia Católica supo ver en la idea de B.P. las huellas de la inspiración divina y rápidamente surge el Escultismo Católico con un dinamismo que el fundador distingue opinando que " La Iglesia Católica es la única que ha comprendido mi pensamiento " B.P.

“ Así , nosotros , Scouts o Guías , tenemos al alcance de la mano - si sabemos usarla correctamente - una oportunidad de oro para ayudar a las Iglesias , y el elevado privilegio de llevar a cabo , mediante nuestra preparación de la juventud , una contribución directa al advenimiento del reino de Paz y Buena Voluntad de Dios sobre la tierra .”

B.P.

CUENTOS SCOUT: ¡UN SIEMPRE LISTO!


Tenía no más de 15 años, y estaba en mi primer campamento, era un NOVICIO con mucho ánimo, era un "siempre listo" ideal, el ejemplar preferido de la jefatura, claro, hacía todo lo que me decían sin oponerme, sin chistar, sin protestar obvio, no conocía las "mañas" propias del movimiento para salvaguardar la integridad personal.

Todo iba bien hasta el primer día. La jefatura decidió que debíamos ir a una pequeña caminata, comenzamos a caminar a las 3:00 de la tarde, cada uno llevaba en su mano la comida para esa noche, un infeliz huevo crudo que había que proteger con la vida. Sobra decir que la caminata no era por hermosas praderas, sino por tenebrosos peñascos, más que caminar estabamos
escalando ¡con un huevo en la mano!.

Llegamos, y después de ayunar por un rato y maldecir al que se calló encima del huevo, decidimos bajar. No habrían pasado más de 5 minutos cuando una de las niñas de tropa, decidió resbalarse por un precipicio de unos 200 metros, naturalmente, decidió que se le había partido una pierna, y después decidió que le dio taquicardia. El jefe de tropa se aprestó a
decir de manera recia y sonora ¡UN SIEMPRE LISTO!.

Es allí donde entro yo, como es natural, me ofrecí a ello, mi misión:
- Oiga, siga este caminito y llegue al pueblo, estando allí busque al médico y cuéntele lo que pasó. Nos vemos en el campamento en una hora, nosotros vamos a bajar a la niña.-

Tomé entonces mi linterna y seguí el camino que supuestamente llevaba al pueblo (Vianí se llamaba el pueblo). Como es natural, el camino desapareció a los 10 minutos de caminata, quedé en la mitad de la montaña sin saber donde estaba parado, finalmente vi la punta de la torre de la iglesia del pueblo que sobresalía por una colina, caminé entonces en línea
recta hacia allá, salí de prisa y en menos de nada me encontré envestido por un toro, perseguido por una jauría de perros, y en menos tiempo aún, me sumergí en las hediondas aguas de un pequeño lago en el que bebían los animales de la zona.

Finalmente, después de una hora de caminata tortuosa, llegue a uno de los extremos del pueblo, desde allí bajé a buscar al doctorcito, el cual, obviamente no estaba. Como el pueblo no era tan grande, no fue difícil encontrarlo en una frutería, en la cual departía con una "amiga".

Le conté lo ocurrido, y le pedí que fuera al campamento, él me mandó a comprar unas medicinas, desinflamatorios y analgésicos. Fui a la farmacia a comprar, pedí las medicinas, cuando de repente volví al mundo de nuevo, tenía que pagar, y
no tenía ni un centavo, debí dejar mi reloj empeñado, y salir al campamento.

Llegando al campamento me topé con dos mastines tipo cancerbero que me gruñían insinuantemente y juro que los ojos eran rojos y su pelo brillaba azul en la noche, y esto nada tenía que ver con que me haya visto la profecía el viernes anterior.

Finalmente llegó la dueña de los perros y pude seguir hacia el campamento, llegué, entregué las medicinas, y con ira descubrí que la niña que se había fracturado y sufrido un ataque de taquicardia, había mentido, había hecho paro, tenía
flojera de caminar!!!! y yo casi muero consiguiendo su doctorcito!!

Llegué y me acosté muero de la ira, pero antes, había puesto unos frijoles en agua para el almuerzo del otro día. Dormimos tranquilamente, hasta el otro día en la mañana cuando un ruido extraño me inquietó, salí de la tienda y vi una figura espantosa, me causó horror ¡una vaca se estaba comiendo los frijoles! Y así perdimos también el almuerzo.

Con un compañero de patrulla, en vista del hambre del cual éramos presa, fuimos a explorar en busca de alimento, encontramos unos árboles de naranja y otros de Toronja, devoré unas 20 naranjas ácidas, las cuales me ocasionaron una debilidad en la dentina, que me impidió comer alimentos sólidos en el resto del campamento.

En la tarde la jefatura organizo una tarde de actividades muy interesantes, la peor de ellas era el paso rastrero por barro mezclado una substancia verde de consistencia pasto y de fétido olor, que pese a su evidencia, preferí ignorar. Tras pasar esta prueba en la que nos "compenetramos" con la naturaleza en sentido literal, regresamos al campamento a bañarnos. ¡NO HABIA AGUA!, no había una gota de agua, la habían cortado, debíamos caminar con una capa de dos centímetros de barro en nuestros cuerpos, con zonas verdosas de la otra substancia hasta el río que quedaba dos kilómetros del campamento.

Después de bañarnos regresamos al campamento, descansamos un poco y distribuimos las guardias de la noche. Y como si no hubiera sido suficiente, la jefatura decidió hace un simulacro de secuestro, en el que nos amordazaron en unos postes, pero debo confesar, que fue donde mejor descansé, y no tuve el más mínimo problema en dormir profundamente por
seis horas.

Al otro día temprano, levantamos campamento para regresar a Bogotá.
Uno de los más pequeños resbaló y se tronchó un pié, el jefe nuevamente: ¡UN SIEMPRE LISTO!, nuevamente, aunque ya con desconfianza me ofrecí, mi misión: cargar el morral y demás cosas del niño.

Termina el campamento, regresamos a Bogotá, todo había terminado, regresando del colegio, me encontré con el niño que se había tronchado, por que éramos vecinos, él estaba jugando fútbol!!!!!! Nuevamente mintió!!, y yo caí otra vez.

Desde entonces ya era soy Scout maduro.

Esta es una de las más comunes experiencias que viven los NOVICIOS en el movimiento, hasta que la dura vida le enseña que ser Scout es una experiencia más compleja de lo que parece

CUENTOS SCOUT: Monólogos de Clan


Hoy no los voy a hacer hablar de escollos ni de "Rema tu propia canoa" o Clan tu vida es servir. Es más, hoy ustedes ni van a hablar.

Me toca a mí como Jefe, en el sentido más autócrata del término, así que vayan bajando sus manitas para pedir la palabra.

Cuando se me presentó la disyuntiva de aceptar el cargo de esta unidad, pasé una larga semana cavilando sobre
las implicaciones de tal responsabilidad. ¿Saben porqué acepté ser Jefe de Clan? No, no contesten: porque no lo saben y
porque ya les dije que no los iba dejar hablar.

Porque pensaba que de todas las opciones que existen de ser dirigente, ésta era la que menos conflictos me iba a acarrear. Osea: donde más holgadamente la pasaría. Ni tenía que lidiar con señoras histéricas que llegan al Local a reclamarte que su hijito se mancha el uniforme durante las reuniones de Manada y pobre de uno si descuida la dieta de su hijito en campamento, ni ser una mezcla de McGyver y la Madre Teresa de Calcuta para andar soportando a una jauría de energía y hormonas alebrestadas, que ni Dios Padre va a convencerme que sea otra cosa la Tropa.

No, me dije, yo no estoy para esos apostolados. Mi carácter no está para misiones civilizadoras. Por eso me propuse como Jefe de Clan, porque creía que trataría con personas más centradas; que la labor sería facilita: revisar planes de adelanto, autorizar proyectos y ver a quién mandaba de servicio al siguiente campamento de Tropa.

Sobre todo, esperaba haberme salvado del trato con los padres de familia; a lo más algo de "public relations".

Bueno, pero todo esto viene al cuento porque quién sabe qué dicen todos ustedes en sus casas, cállense, no me interesa saberlo, que tuve que poner mi cara de imbécil en el Consejo de Grupo, cuando se me acercó la mamá de uno de ustedes, bien seria y preocupada, a decirme si no estaré forzando demasiado a los muchachos: todos los fines de semana se la pasan
fuera de casa en actividades de Clan.

Que los viernes en la noche ya mejor su hijo se sale con todo y mochila, en la que por cierto nunca le ha visto que meta el uniforme scout, yo todavía explicándole a la señora que en el Clan no es obligatorio usarlo para todas las actividades, y no regresa sino hasta el domingo en la tarde. Según esto, cada semana alojo a diez tipos en mi casa.

"No mamá, es que nos quedamos en casa del jefe".

Qué riñones, al menos inviten. Soy su JEFE, no su alcahuete.

cuentos scout El indiecito cactus


Sucedió allá en la puna de Atacama. Es decir, allá arriba, más arriba de Salta, más arriba de Jujuy. Allá donde el sol es fuerte, pero el aire es frío, límpido. Allá, en los tiempos viejos, los tiempos de antes, existía la tribu de los cardones. Y en la tribu de los cardones había un indiecito de ojos grandes, soñadores, que se llamaba el indiecito Cactus.

El indiecito cactus era, como les digo de, de la tribu de los cardones, y tenía su majadita de llamas, de alpacas, de vicuñitas y su quena. Algún guanaquito también. Todas las mañanas, ni bien despuntaba un poco el sol, se calaba su ponchito calamaco, para protegerse del frío, agarraba su bastón y su zurrón. Su zurrón era una especie así como de cartera, que llevaba colgando al costado. Ahí tenía un pedazo de queso de cabra, una rapadura de borra de azúcar y algún pedazo de tasajo para comer. Salía con su quena y su majadita de llamas, alpacas, vicuñitas y algún guanaquito. Repechaba las cumbres para llevar a pastar a su majadita allá arriba. Y salía con su quena, tocando, cantando. Cuando llegaba arriba, se sentaba en una piedra a tocar su quena, vigilando sus llamas, sus vicuñitas, sus alpacas, su guanaquito, que se ponían a pastar por ahí mientras él los miraba.

Y se quedaba en la soledad. Por arriba de él revoloteaban los cóndores. Y se ponía a pensar siempre en los viejos de la tribu y en lo que solían contar: que más allá de los desiertos, de las mesetas; más allá de las montañas, existía el país de la felicidad. Un país donde había frutas, había árboles, había ríos. Porque los viejos que quizás habían viajado para el lado donde nace el sol, contaban que más allá de los desiertos existían las selvas, el calor, las frutas, las bananas, los ananás, las naranjas. Frutas que él muy raramente había visto alguna vez. Sólo había podido comer un pedacito. Y tenía muchas, muchas ganas, de llegar un día a ese país de la felicidad.

Por eso se preguntaba:

-¿Cómo podría hacer yo para llegar a ese país de la felicidad?

Porque, claro, estaba muy lejos. El no conocía el camino y se iba a morir de sed y de hambre en medio de los desiertos.

Un día, como digo, estaba sentado en una piedra con sus vicuñitas, sus alpacas, sus llamas y su guanaquito pastando alrededor de él. Era una mañana tibia y de sol fuerte. Estaba ahí con su quena cuando de repente sintió que una mano lo tocaba en la espalda. Se dio vuelta y vio a la Pachamama. Es la diosa de las serranías. El Hada buena de la puna. La Pachamama, vestida con un traje todo azul y un manto blanco.

-Pachamama –Le dijo el indiecito.
-Indiecito Cactus, ¿ en qué estás pensando? –

Le pregunto la Pachamama el Hada buena.

-¡Ay, Pachamama! Por fin has venido a visitarme. A mí me gustaría llegar al país de la felicidad. Pero no puedo llegar hasta allá. El viaje es muy largo. No conozco el camino.
-Cactus, mirame a los ojos.

El indiecito abrió sus ojos grandes, de color oscuro. Miró a los ojos a la Pachamama, y sintió su profunda ternura. Una ternura de adentro. Pachamama le dijo:

-Indiecito Cactus, ¿estás realmente decidido a llegar al país de la felicidad?
-Sí, Pachamama, lo deseo ardientemente.
-Pero, ¿estás dispuesto a obedecerme y a hacer todos los sacrificios necesarios para llegar hasta allá?
-Sí, Pachamama, realmente lo deseo de todo corazón y te prometo obedecerte en todo.
-Bueno –Le dijo Pachamama- si realmente es así como vos decís, yo te voy a ayudar. Desde ahora vas a empezar a percibir un perfume. Al principio un perfume suavecito. Vas a tener que prestar mucha atención para poder sentirlo. Pero a medida que empieces a seguirlo, poco a poco ese perfume te va a ir indicando el camino de la felicidad. Y además te voy a dar este zurrón muy pequeño, de cuero de llama.

Era un zurrón con el pelo hacia adentro y lleno de semillitas.

-Mirá, estas semillitas que parecen unos porotitos, son las del árbol de la vida. Cuando vos agarres una de estas semillas y la tires en la tierra, inmediatamente va a brotar un árbol que va a tener toda la fruta que vos quieras. Una fruta que se va a parecer a la banana o a la naranja. Te va a calmar la sed, te va a hacer vencer el hambre, te va a sacar el cansancio de adentro, te va a curar las heridas que tengas, te va a aliviar los dolores. Guardalas. Te van a alcanzar perfectamente para llegar, si no las malgastás en el camino. Si vos seguís fielmente el perfume y no derrochás las semillas, vas a poder llegar al país de la vida.

Pachamama lo saludó y desapareció.

Cactus quedó refregándose los ojos porque se preguntaba si todo eso habría sido cierto o tan sólo un sueño.

Comenzó entonces a sentir el perfume. Entre sus manos tenía la bolsita: ese zurrón con las semillas del árbol de la vida.

Resulta que ya había caído la tarde. Sus llamas, sus alpacas y el guanaquito, se habían ido cerro abajo y estaban llegando al corral de pirca. En la tribu ya empezaban a encenderse los fuegos alrededor de los cuales se reunían los ancianos.

Sintió miedo a la noche. Tiró una semillita y al momento surgió un árbol. Bastó que la semillita tocara la tierra para que naciera un magnífico árbol.

Comió entonces de las frutas, sintió que se le pasaba la sed, el hambre, el miedo, el cansancio y el dolor de cabeza que tenía. Y se quedó acurrucado entre las ramas, profundamente dormido.

Pachamama le había dicho:

-Mirá, cuando te alejes diez metrros, el árbol desaparecerá. No se puede volver atrás. Porque en la vida nunca se puede volver a lo que uno ya ha vivido. Siempre hay que avanzar.

Al día siguiente, cuando se despertó, se levantó y comió de las frutas. Pero cuando se alejó diez metros del árbol, éste desapareció.

Indiecito se ató bien el zurrón y empezó a caminar detrás del perfume. Caminó toda la mañana. Al llegar el mediodía descansó un poquito. Luego siguió hasta la noche, y sacó una semillita. La tiró... y ¡de vuelta el árbol! Con todas las frutas: bananas, ananás, naranjas. Comió bien, se sacó la sed, el hambre, el cansancio y se quedó dormido profundamente bajo las ramas.

Al día siguiente, cuando se despertó, volvió a comer un poco. Quiso guardar algunas frutas en el bolsillo, pero cuando se alejó diez metros del árbol, desapareció no sólo el árbol sino también las frutas que llevaba en el bolsillo.

Y así Cactus, de la tribu de los cardones, comenzó a caminar un día, dos, tres, cinco días. Cada noche tiraba la semillita que se convertía en el árbol de la vida; le sacaba el hambre, la sed, los dolores, el cansancio y lo cobijaba de la noche protegiéndolo durante el sueño.

Hasta que un día se encontró con un paisaje totalmente distinto.

Sintió que el perfume le decía: